viernes, 24 de agosto de 2012

PARA UN REGISTRO DE RADICALES






No ser radical supone al menos aceptar en un tránsito más o menos extenso del viaje, la resignación de los hechos como consecuencia de las circunstancias y las costumbres, o también que lo que presumiblemente es injusto se produce por error o por una desviación más tarde corregible de la conducta humana.

No ser radical es otra faceta de la conducta centrada en el desinterés a todo lo que te rodea siempre que no afecte a tu cuerpo y a tu mente.

No ser radical implica también, mediante una inversión de intereses en los acontecimientos que van surgiendo durante el viaje, una opción conservacionista que secreta estrategias para una función exclusiva y local.

Ser radical es parar en el camino y foguear, acostumbrarnos a recordar en el estruendo nuestros primitivos sueños. De nada nos valdrá la ignominia sin esto.

martes, 7 de agosto de 2012

REGISTRO DE SOLUCIONES







Los países del euro-débil parecen preocupadísimos por sus posiciones en el medallero olímpico. Se sufre mucho por las semifinales, los últimos segundos de los partidos o por la opinión de los jurados. En las ediciones de los periódicos digitales más importantes podemos seguir minuto a minuto la epopeya de las vidas de nuestros atletas. España se encontraba ayer en el puesto 39 de dicho medallero (El limbo del deporte). Portugal, Grecia e Irlanda, supongo que se encontrarán en unas dependencias similares. Lugares amateurs del orgullo masculino y femenino. Hasta es posible que el orgullo gay se halle en un rincón diletante buscando palabras de consuelo para calmar el dolor que producen los despropósitos tras la disminución de los niveles de endorfinas.

Nos sentamos frente a la televisión y la hormona de la felicidad se convierte tras las tribulaciones de nuestros representantes olímpicos, en la hormona de la desdicha. Entonces dan ganas de ir a rescatarlos en el punto álgido de la “Olimpic fever” y traérnolos a casa y así compartir entre todos lo poco que nos queda. La dignidad de los bufones y de los bailes al sol. La alegría católica de trabajar para vivir y no como esos alemanes, yanquis, británicos, chinos y surcoreanos que viven para trabajar y jamás ríen mientras compiten.
Los euros a 166 pesetas no vinieron al mundo para sembrar medallas, ni tampoco para hallar la solución a la recesión mundial, no han nacido para mantener una disciplina. Ahora somos los huxleysianos Epsilones en el D.I.C de la central de Londres. Fetos a los que se les recorta las dosis de oxígeno en la sangre y que jamás podrán tener un desarrollo apropiado para una mente ganadora. Perdimos el eslabón hace 30 años con aquello de la OTAN y la CE. En lugar de fecundar en los tubos anarcocatólicos, eligieron en unas condiciones y aptitudes poco propicias, las cubetas capitalistaprotestantes. ¡Volvamos ya a la producción de endorfinas bajo este sol que sólo sabemos soportar nosotros! ¡Con el ejercicio que mejor se nos ha dado: la divina inspiración!