El tío vivo podrá funcionar con placas solares. Tras un serio estudio de
un equipo de ingenieros de la universidad Ñ se ha demostrado que un parque de
atracciones al completo (incluyen la noria y la montaña rusa) puede funcionar
exclusivamente con energía solar. Hasta el momento solo tertulianos bebedores
de cerveza y alguna divertida madre de familia o inspirado padre ecologista
durante la cena habían pensado en tal posibilidad. Ningún político había
pensado en esta revolucionaria idea. El conservador jamás lo habría imaginado
por culpa de los informes de las empresas eléctricas. Estas demostraban que es
necesaria una descomunal inversión colectiva de muchos agentes para sacar el
proyecto adelante. No habría ningún problema con el precio del kilovatio. Pero
sí con las empresas en las que ellas invertían en bolsa. Y el progresista
habría pensado que un parque de atracciones es una estúpida y descabellada
propuesta a la ciudadanía si se tienen en cuenta otras necesidades mucho más
urgentes de carácter y ámbito social.
Sin embargo, aquí tenemos la buena nueva. Una noticia esperanzadora para
todos y todas. Los costes del proyecto y de mantenimiento serían tan bajos que
hasta la población excluida y más marginal podrá acceder a menudo a estados de eretismo y clímax de felicidad,
desaconsejados como medida preventiva para la rehabilitación del Gran Capital
enfermo. En el uso y disfrute de las atracciones satisfarán sus necesidades
existencialistas, y de índole más terrenal, el pintor de brocha gorda, el
buscador de exoplanetas y hasta algún ejecutivo del Corte Inglés.
Para el equipo de investigadores de la universidad Ñ sería un honor
contar con todos los representantes políticos el día de la inauguración.
Líderes de los partidos tradicionales y de los emergentes que exterminaron el
bipartidismo estarían encantadísimos de montar en los caballitos para mostrar
en las fotos la alegría compartida, la emoción de que todos y todas son
importantes para el desarrollo de la economía en una democracia real. Unos por
saber hacer un hueco en la atracción, otros por poder al fin demostrar que no
son animales indómitos. Para los imaginativos y aplicados investigadores es un
problema la falta de consenso en el consejo de administración de la
universidad. Uno de ellos tuvo en cuenta en el proyecto la conveniencia de
atender la justificación en el power point contemplando posibilidades de la
teoría de los juegos. Pero ni por esas. En todas las ciudades, grandes y
pequeñas, existe la posibilidad de construir un gran parque de atracciones. La
ostia para todos y todas. Los oponentes en el consejo a la aprobación del
proyecto argumentan que la universidad a la que representan tiene pendientes
otros proyectos más ambiciosos de orden incluso internacional. Arguyen que
además en España ya hay un excedente en parque de atracciones, que, ahora, una
vez superado lo peor de la crisis, son mucho más interesantes los proyectos
simuladores.