sábado, 10 de diciembre de 2011

DULCE MUERTE





Puedo ver al ejecutor, al matarife, ya que nadie sabe nada sobre el dictamen de sentencias de muerte, bajo el pórtico que se levantó para los sacrificios en la nueva Babel. Ajetreado pero sin aspavientos, parece ensimismado con pensamientos que no son de este mundo. Quizás esté elaborando un plan para su vida una vez que acabe la hecatombe que le fue encomendada. Por lo que yo entiendo se le ve tranquilo y eficaz en su cometido.
Aún queda muy lejos mi turno, me pierdo al final de la cola y compruebo que mis semejantes no paran de palpar sus rostros, algunos con más excitación que otros. Parece que esta mañana han desaparecido todos los espejos y nadie ha podido ser testigo y dar constancia de su autenticidad. Nadie ha podido comprobar hoy quien es, aunque sí pueda evidenciar en una serie que va más allá de lo que se puede divisar, las facciones anónimas e intrigantes de sus congéneres. Veo a gente que está haciéndose fotos una y otra vez a sí misma con sus móviles y que por sus gestos no queda convencida del resultado en las pantallas. El cielo está totalmente despejado. Es la misma luz que hemos visto no sé cuántas veces, la misma brisa suave que apenas mueve unos milímetros las hojas de los árboles, la idéntica fuerza que el suelo ejerce sobre las plantas de nuestros pies desde que la memoria indica que si queremos calmar una necesidad debemos ir desmemoriados a un lugar siempre desconocido. La cola avanza lentamente, como deleitándose en la muerte. Todo el mudo guarda orden. Tan sólo las víctimas que se encuentran más próximas a la hora final, alzan el cuello y buscan la diagonal de una buena perspectiva para ver como el brazo del matarife, elástico y flexible, usa el jifero como una tenista experto para dar el mate final. No hay dolor, éste como mínimo se huele, y no es el caso. Todo es silencio, incluido el matadero. Ni siquiera median neumas entre el degollador y nuestros cuerpos. Todo se encuentra dentro de la normalidad, excepto un detalle.
En las grandes matanzas Babel siempre ha tenido el problema de deshacerse de los cuerpos y de limpiar la sangre. Fosas y piras han sido las soluciones adecuadas. Para esta que nos ha tocado vivir, los ingenieros idearon una tecnología de vanguardia. Las víctimas se acuestan en el altar y el cuchillo penetra sus cuellos sin producir ni una gota de sangre. Sin sufrimientos, los cuerpos y sus ropas se esfuman a los pocos segundos. Como digo la sofisticación está demasiado desarrollada. No sé a mis semejantes pero a mí este tipo de muerte es lo único que me produce un relativo malestar en el aguardo de la cola. Siempre pensé para mi muerte una enfermedad crónica, un grave accidente o una natural declinación de la vida. Ni por asomo hubiera imaginado expirar con este método tan exclusivo, tan determinante como la última nota de una obra musical. Por lo demás todo va como la seda. Tengo a un paso hacia adelante a una muchacha preciosa con curvas sinuosas como las hace el viento para atravesar las calles estrechas de una ciudad, y a otro hacia atrás a un adolescente que lee un periódico con mirada inteligente.
Es mi turno. Me acuesto y dasabrocho los primeros botones de mi camisa ante la indiferencia del matarife. El cuchillo se dispone a cortar el aire. No cerraré los ojos. Tengo dos segundos para ver las viñetas de mi vida. En una cortan mi cordón umbilical y en las siguientes… No hay siguientes. Los ingenieros dispusieron que para no sufrir lo mejor era eliminar paulatinamente la memoria.


Para "El periódico de Huelva".

viernes, 2 de diciembre de 2011

EL DELEGADO ENAMORADO




No es siempre mierda lo que ahora reluce y hasta es posible que se encuentre oro debajo de ésta. Las Españas profundas, picaras y corruptas como las del Lazarillo de Tormes o las de las pinturas negras de Goya, son ahora las de los votos conservadores que para el próximo año quieren moderar las peregrinaciones del día de campo sólo con lo puesto, sin cubatas ni pastelitos que nos endulcen la vida de domingueros que miraran la puesta de sol en un arrebatador sueño en el que vislumbraremos innumerables puestos de trabajo. Dicen que el verano que viene tendremos que pasar la banda de nuestras cartillas de ahorro en las puertas de los chiringuitos en una medida de seguridad nacional para poder cumplir con el déficit cero de la eurogloria. Sí, estas Españas en manos de santos fachas neocatecuménicos capitalistas, de melenas bien acondicionadas y cardadas, y de izquierdosos popapocalípticos que se empeñan en pasar siempre la misma película de españolitos zombis comiéndose las entrañas de los españolitos quijotes, todavía no se han dado cuenta de que existen cuarenta y cinco millones de Españas y que lo que necesitan es amor.
Lo primero que deberías hacer, mártir Rajoy, es hacerle un monumento en la puerta del sol al único profeta que ha existido en la democracia, al visionario hijo de Dios Jesús Puente con su caravana de las noches de los domingos “Lo que necesitas es amor”. Imanol Arias o la selección española de fútbol se le quedan en un dengue. De aquella crisis de los noventa salimos gracias al amor….bueno y también gracias a un tanto nada despreciable eh, de las bacanales que celebrábamos alrededor del ladrillo tótem.
¡San Mariano, por lo que más quieras, tú que te entiendes mejor con Dios, y con los mecenas de la ciencia, clona ya a Don Jesús Puente y nómbrale ministro de trabajo!
Así no vamos bien. Si no hay amor no somos nada. Si no hay amor de más está que nos apretemos el cinturón hasta el último agujero. Otra cosa, perseverante Mariano, la primera ley que apruebes que sea de obligatoriedad para todos los políticos. Que lean a palo seco antes de desayunar la carta a los corintios de Pablo del frenesí, perdón quise decir de Tarso. Nada es posible sin el amor. Por él se tira todo por la borda si es necesario. Que lean y que se vayan de putas o de putos, que yo sé que en el fondo tú no tienes nada en contra de los promiscuos ni del amor libre, que sé que esto de los votos te trae hablando solo y que serás uno de los santos más grandes de España. Piénsalo bien porque a partir de ahora tendremos tres caminos; el de la obra de Dios, el de Santiago y el de las putas. Sí, no pongas esa cara y pídele hora y fecha al exdelegado de Huelva de obras públicas. Todo lo que cuentan de él es mentira. No usó seis o siete veces la tarjeta de crédito del ayuntamiento del que por entonces era alcalde con el ánimo, para que tú me entiendas, de putear. El exdelegado es el primer mártir de la nueva era conservadora. Le dio tantas veces a la tarjeta porque se enamoró perdidamente de un montón de putas. Una voz divina le dijo que fuera a un templo de Camas, en Sevilla, para ver de cerca la penitencia de las santas putas. Tantos sinsabores en el cabildo no eran nada comparables con el peso que tienen que soportar las verdaderas salvadoras de las Españas. El exdelegado tuvo insufribles tentaciones pero no cayó en el vulgar amor carnal. Se limitó a mesar cabellos y se arrojó a las simas de ojos de putas como Jesucristo en el desierto. Y ahora todas las putas se han enamorado del exdelegado. Toma nota San Mariano de otro mártir y visionario que lo dio todo por amor.

sábado, 26 de noviembre de 2011

HERMANOS





Nos pasamos el día buscando novedades, alguna primicia que en la rutina de nuestras vidas, por muy privilegiada y sosegada que sea, nos eleve a una visión permanente del paraíso, a un estado espiritual que aun aceptando la inevitable muerte nos ayude a atravesar el umbral que separa nuestra vulnerabilidad de al menos una pequeña porción del poder eterno. Miramos alrededor y no hallamos en la realidad que nos envuelve ese lugar recóndito donde creemos que habita la solución, o tal vez el modo de liberarnos en ese mismo lugar de eso que pesa tan desproporcionadamente y que nos impide el establecimiento de nuestra felicidad. Buscamos sin saber qué exactamente, pero buscamos.
Somos agujeros negros que lo devoran todo. Y por devorar lo hacemos incluso entre nosotros mismos. Agujeros que se tragan unos a otros en la extensión salvaje de este hábitat heredado de nuestros antepasados en la evolución de la especie. Pues a pesar de haber transcurrido cientos de miles de años continuamos luchando por el liderazgo o cuando menos por ganarnos el favor de quien lo ostente. Todavía sentimos ese miedo a perdernos en la soledad y a merced de los depredadores. La resolución de no quedarnos solos ante la observancia de nuestros sentimientos nos empuja a ser “demasiado humanos”. Contradictorios como muchos de los aforismos de Nietzsche en el libro del mismo nombre, apostamos en la penúltima jugada por tomar asiento y apoltronarnos en el accidente. Cada cual puede “trascender” o no sobre lo que consideramos de justicia. Es una opción libre que podemos tomar apurando hasta el límite, pero que todo el mundo la considera indispensable para construir una sociedad ecuánime en la distribución de los bienes.
Existe una sensibilización centrípeta en cuestiones que hemos asumido como inalterables, pertenecientes a ese milagro extraño donde se mezclan en el dogma lo político, lo científico e incluso lo religioso, y paladeamos como un triunfo las nobles causas contra el hambre en el mundo, contra la guerra, contra la tortura y la pena de muerte, contra la violencia de género, contra las agresiones al medio ambiente y hasta contra el maltrato animal entre otras muchas más honrosas actitudes impensables hasta hace, para la historia de la infamia, unos momentos. Sin embargo, esta búsqueda de no se sabe qué o de la felicidad, ejerce una fuerza contraria y acabamos siendo centrífugos por la inercia inexplicable del viaje a nuestros ombligos.
Recuerdo la escena en la película Hermano, de Marcel Rasquin, ganadora del colón de oro del festival del cine iberoamericano en su edición de 2010, en la que el entrenador de un equipo de fútbol arenga a sus jugadores diciéndoles: “En la vida siempre nos van a caer goles. Por eso es que todos los días tenemos que levantarnos convencidos que el juego va cero a cero. Ustedes son familia, son hermanos, y en los próximos cuarenta y cinco minutos ustedes lo van a dar todo por su familia”. Recuerdo también la película de Wim Wenders “Cielo sobre Berlín”, inspirada en el libro “El peso del mundo” de Peter Handke, en la que un Ángel desea y acaba convirtiéndose en un ser humano”. Recuerdo grandes hechos y palabras del arte clavados como puñales en el cuerpo invencible e inmortal de esa perdición llamada Egoismo.


Artículo para "El periódico de Huelva".

viernes, 11 de noviembre de 2011

FUERA DE CONTROL






Fue en una edición on line de un periódico de tirada nacional donde leí que, de los cinco millones de parados que hay en España, más de cuatrocientos mil han arrojado la toalla y ya no buscan trabajo.
Siempre que leo en estos soportes, mi atención acaba sesgándose hacia la duda y el escrúpulo. Parece como si la realidad que proyectan estos periódicos fuera descomponiendo el presente en trozos que van cayendo por el precipicio de la urgencia y del apremio que no contempla el pestañeo ni la posibilidad de pensar. Desde el otro lado de la pantalla de tu PC, la emisión de las líneas de la literatura adquiere el aspecto aparentemente desordenado de la boca de un vesánico hormiguero. Y es que para mí no hay nada como el tacto y la sensación de pausa de un diario de papel, incluso si es en blanco y negro. Hecho éste nada extraño en un sujeto que mamó y se hizo adulto en el siglo XX, que sufre los reflejos y las molestias de los desajustes sociales que se dan, como apuntaba el ensayo escrito allá por los noventa por el sociólogo G. Lipovetsky , en “El Imperio de lo efímero”.
Sin embargo, esta noticia me desconectó de esa realidad y quedé inmovilizado como una estatua al borde del precipicio. Más de cuatrocientos mil parados se han quedado sin batería y fuera del control de lo efímero. Ya no luchan. Pensé en soporte-papel que, letárgicos y entumecidos, en una pesadilla y desvaríos bajo mínimos, alterarán el aspecto y el interior del orden imperante y sanarán sus heridas, tomarán aliento y como árboles arrancados que interfirieron el trazado de una carretera, renacerán agrietando el asfalto hasta hacerlo intransitable. Puede parecer que la gente esté tan cansada, tan aburrida de intentarlo todo, que la elección, si es que se le puede llamar así, sea cruzarse de brazos y a lo que Dios quiera o el río según el caudal devenga. Es el resultado de un combate donde los vencedores y los perdedores están predestinados. Demasiado fácil para unos y sangrante para otros. Pero no demasiado determinante para la historia del mundo.
Es muy posible que intenten reconducir a los exangües desempleados por esa carretera que al final convertirán en autopista. Porque al final serán seguramente muchas miles de raíces más minando el pavimento. Incluso podrán ponerlos de nuevo en manos de los servidores de lo efímero, pero no podrán prever las direcciones de esos rizomas fuera de control. Bulbos que con el tiempo incuban en el interior del hormiguero la escritura oculta del futuro.
La épica es incontrolable, y al final del camino, al que llegaremos antes o después, más de cuatrocientos mil parados desesperados y cruzados de brazos en la terminal de lo perentorio, no habrá Dios que lo soporte. Ni los de la Ilíada de Homero ni los de la plutocracia que cree en el olvido.



Artículo para "El periodico de Huelva".

sábado, 5 de noviembre de 2011

LA GRAN RED





En todos estos años, desde que la celebración de la noche de Halloween acabó instaurándose en la vida de los españoles como acto ineludible del protocolo de modernidad, no he visto un solo disfraz que me haya producido siquiera un leve estremecimiento. Quizá porque esta celebración me coja despistado en mi tozudo sentimiento de la fratría, de esa sociedad íntima y lejana a la globalización a la que pertenecíamos hace apenas unos lustros, o tal vez porque sencillamente este evento, secularizado por el cine norteamericano, consigue con una previsible noche temática el efecto contrario a sus orígenes celtas. Esta combinación entre mi indiferencia y la inocuidad de la mercadotecnia para producir un auténtico repelús son las causantes de este solemne aburrimiento mediático.
Otra cosa es ver a mis hijos felices por el rápido cambio de piel, correteando de puerta en puerta y extasiados ante la inocente y poderosa experiencia de producir miedo, de fabricarlo sin menoscabo para la proba vida que deseo en sus preciosos destinos. En un juego donde el mal y la muerte resultan tan ajenos a sus corazones, la vida, a través de esa arma de incalculable valor que es lo absurdo, es quien triunfa. Los veo y me digo que no queda mal asustar a los demás en una entretenida broma como aderezo para el espíritu.
Creo que esta sensación contradictoria la tienen muchos padres y madres que nos encontramos inmersos en la, muchas veces dudosa educación, que damos y reciben nuestros hijos. Digo reciben, y esto es otra dimensión de “lo absurdo” teniendo en cuenta la fuerza del instinto de protección y del amor congénito, por la enorme cantidad de horas que pasan fuera de nuestro presumible control en el colegio, frente a la televisión y en el uso de internet. Es decir, por desgracia la mayor parte del “tiempo educativo”. Ahora que no nos escucha nadie, y que quede entre ustedes y yo; alguna vez me he planteado no escolarizar a mis hijos y tirar a la calle todas las pantallas y consolas que compré en horas absurdas para incentivar en ellos el consumo. Lo peor es que es posible que la naturaleza de esta tentación sea también absurda. Esto me recuerda a la novela docuficción “Nocilla Dream” de Agustín Fernández Mallo en la que plantea que la Red bioesfera, la Red internet y la Red neuronal poseen todas una misma tipología, por lo que pueden ser consideradas, a ciertos efectos, isomorfas.
Si es así, la comparación nos puede dar una idea de lo atrapados que nos encontramos en este mundo y de lo libres que nos sentimos en el deseo de querer romper la inmensa Red que lo contiene todo. En realidad no es más que un inocente juego de la imaginación en la experiencia de querer vivir en libertad y en comunicación con nuestros semejantes. Pasemos página con Halloween, pues se avecinan otros menos virtuales estremecimientos. Quienes manipulan la Gran Red tienen en cuenta, como aseguraba el filósofo francés de la posmodernidad J.F. Lyotard que “Saber es poder”.



Artículo para "El periódico de Huelva".

lunes, 31 de octubre de 2011

BIENVENIDO

Esto no sé si es un homenaje o un vómito de palabras después de enterarme a mis 44 años de la existencia de un espíritu innombrable. Mi bisabuelo, desaparecido en la guerra civil. Créanme, fue imposible contener lo que a continuación escribo:









BIENVENIDO


Don Nadie,
Tantas vueltas le he dado al qué y al cómo aconteció
Que doy por sentado que ya me conoces


La familia, la tuya y la mía, cuenta que tenías un problema
Que andabas metido en política y que por eso abandonaste este mundo
Me enteré en la primavera de 2010 que ese sello la horadaron con una bala o dos
No se cuantas hicieron falta
Ya tenemos una fecha, imagino que más que una efemérides para ti
Un momento donde es desventado el humus en la memoria de tus descendientes


Ahora se puede observar, al menos yo lo veo,
Que un gran eructo ha liberado el vientre de esta prosapia
Y ya no es tan prominente

La tita manuela, tu sobrina,
Buena mujer de la que dicen “Tercera España”
Embutida en franela
Y enjuta como las sombras de todos los desaparecidos como tú
Revela, con voz poderosa, a pesar de sus noventa años
Que no querías doblar el lomo ni en la fábrica de ladrillos de tu padre
Ni en las buenas tierras que tu mujer, mi bisabuela,
Te brindó en matrimonio
Tal vez tendrías en tu cabeza bastante hormigón,
Materias mucho más resistentes
Como para construir la “España imposible”
La incomprensible para los vencidos, los vencedores y los ignorantes,
Con simples trozos de barro cocido, del barro que usaron para hacernos
Según imagen y semejanza.
Quizás algún día decidiste que podar olivos y uncir brevas
Era demasiado duro y aburrido para ti
Tal vez deseaste un trozo de política y vivir de ella
Quien sabe si vivir del cuento, emanciparte del volcán de Bonares,
Removiendo, agitando los ideales y levantando a los obreros
Para abrirte un hueco, como dijo la tita manuela,
Entre los delegados de la UGT
¡Un vago!
Un niño bien que dilapidaste los capitales
Porque sólo pensabas en eso de la política
¡Un Mascahabas! , para ciertas mesas de camilla.
Ahora nadie te nombra, nadie te insulta, nadie te ama


Pregunté a tu nieto, mi padre
Quise saber tu nombre y apellidos
Como quien pregunta por accidente
Papá, ¿cuántos zapatos calzabas en tu infancia?
Titubeó y llevó su mirada a un lugar que imaginé excluido
Y dijo
No lo conocí………..No sé como se llamaba
¡¿Cómo?!
Sí, sí, sí, No se hablaba, No se preguntaba
No No No a muchas cosas, hijo
Desapareció, punto y final


Pregunté por accidente
Sin embargo, no fue una pregunta cualquiera
Tras la respuesta mi deseo fue únicamente volver a casa
Con mi mujer y mis hijos.


Yo sí conocí a mis dos abuelos y además siento orgullo por ellos
En la habitación de uno, después de su entierro encontraron
Al fondo del armario
Más de una docena de latas de leche condensada, pilas de tabletas de chocolate
Cientos de caramelos de Tafalla con piñones y millones de hormigas
Eso me lo contó mi padre, el hijo del dulce muerto
Sé de mi otro abuelo que no hablaba mucho, gran cantaor y tonelero
Y que todos los domingos de mi infancia las líneas de su rostro
Se apretaban unas contra otras en una sonrisa de satisfacción
Cuando me daba la resplandeciente moneda de cinco duros.

Si el barro y la semejanza quieren
Yo le contaré a mi hijo que mi padre tenia la manía de apuntar todo
Como el mejor de los archiveros, que tenía una voluntad de acero,
La misma inventiva que Ulises y confianza en los porqueros,
O que mi madre cantaba de puta madre la media granaina
Pero, Don Nadie, de ti, ni tus hijos ni tus nietos han contado siquiera
Si para ir con la bandera blanca con la música a otra parte
Ponías con sencillez un pie delante del otro
O si te movías fusil en mano con alas invisibles de Ángel Tremebundo.

Tita, ¿Cómo era?, ¿Qué carácter tenía?
Pues………. A pesar de tanta cosa rara y política………
No parecía tonto
Yo lo veía un hombre cabal……….digo yo……..

Y a mí, tu bisnieto, no se me ha quitado de la cabeza
Después de esta visita a la tita
Tu rostro estupefacto de Nadie comulgando
Los minutos de vida que te quedaban
Como hostias empapadas en amor congénito
Obleas desperdiciadas entre las gentes que quieren amarse
Y no pueden.


Haragán, Político, Republicano, Socialista
No tenías desperdicio
¿Qué escondía tu espíritu? ¿Y tu intelecto?
¿Qué sabías y conocías?
¿Dónde estás para interrogarte?
La tita Manuela, que es la que más sabe
Dijo que dieron contigo en La Palma del Condado
Te preguntaron quien eras y tu dijiste
¡Socialista!
¿No fue así?
¿Porque si no te mataban tu matarías?
A partir de ahí dejaste la política y la ociosidad
No hubo tiempo para más y no sé si lo sabes
Sí, creo que sabes que no hubo tiempo para más
Porque aunque sepas quien soy, este tiempo no es el tuyo
Este tomó impulso del tuyo y se tornó impensable para un tonto como tú
Que pudiste tener vida de rey y una descendencia mostrando tu fotografía
A todas horas colgada junto a la alacena, incluso en el primer portal
Y ni eso tienes
Eras un duro garbanzo, tan negro, que no tienes una fotografía
Como casi todo el mundo tiene para apenas mirarla.


Tanto se ha escrito y hablado
Se sigue escribiendo y se sigue hablando
De la Republica, de los Rojos y los Nacionales
Que me aburro, me paralizo y me rebelo
Aquello me importa y no me importa
Sin embargo, cuando supe que diste una vuelta por el mundo
Y que casi nadie sabía pronunciar tu nombre
Y que quien lo hacia debía apretar la memoria
Sentí pánico, vértigo
¿Lenidad? No, suciedad.
La guerra civil dio sobre todo eso, mucha mierda
Creo que a nadie le gusta la porquería
Y pensé que tú eras la inmundicia de un acontecimiento
Deduje que eres Nadie para Nadie, Don Nadie.

Entonces me propuse
Que para la eterna historia de la ignorancia serías
MANUEL BELTRAN RASCO
Bienvenido.

sábado, 29 de octubre de 2011

DIOSES Y DEMONIOS





Marcel Proust, en su novela “A la sombra de las muchachas en flor”, segundo libro de los siete que componen “En busca del tiempo perdido”, escribe: “…a medida que la sociedad va corrompiéndose se depuran las nociones de moralidad…”

Si tomamos el concepto de moralidad en su origen latino “mores”, cuyo significado es “costumbre”, se puede observar que el término no encierra la significación de lo malo y lo bueno; son las costumbres las que resultan virtuosas o perniciosas. Por tanto, en el caso de que en el siglo XXI continuemos aplicando la concepción original de la palabra, la activación de lo que es moral o amoral no se concibe según el dogma maniqueo donde la espíritu del hombre es de Dios y el cuerpo del demonio. Si acaso podríamos pensar que las costumbres son actos a los que el cuerpo sucumbe somatizado por la inercia de qué hacer o donde ir para hacer esto o ver aquello, pero nunca como causas del mal y del bien nacidas en el seno de la condición humana. Así que lo que escribe Proust allá por 1910 no se diferencia casi nada a lo que podemos escribir sin dilación ahora, en la transmodernidad, paradójicamente en este momento, en el tiempo donde de todo hay, desde religiones ancestrales hasta la posibilidad científica con eso de los neutrinos de abrir direcciones desconocidas en el espacio-tiempo.

Creo, en efecto, que cada comportamiento según a la tribu social a la que pertenezcas supone un tipo definido de moral condicionada por las costumbres. Desde el sí al no al aborto, o del sí o no a la cadena perpetua y para algunos a la pena de muerte, sin ir más lejos, sólo hay un abrir y cerrar de ojos. Si o No, la depuración moral exprime las posturas hasta la radicalización, y en la confrontación cada uno piensa que sus costumbres (puntos de vista) son virtuosas y las del otro perniciosas. Este es un caso perdido en el que ni el mismísimo Manes podría poner mesura. No tiene “solución moral”.

Desde que Proust escribió la mencionada novela, la corrupción en la ética (carácter de las costumbres) ha continuado avanzando, en un camino iniciado desde la invención de la imprenta, a causa de los intereses creados en las sociedades de consumo. Tras la contradicción entre los productos que se venden y la “moral” heterogénea en la sociedad actual siempre está el dinero y el poder de alienación que éste mismo genera. El caso de la publicidad de contactos sexuales en los autobuses de la empresa de transporte público del ayuntamiento de Valencia es un ejemplo más de hipocresía en el uso de la moralidad. Se puede ofrecer el sexo en un pack de salud, liberación social y ocio. Su venta está fiscalizada y por tanto el sistema tiene el control de los beneficios económicos. Sin embargo, el propio sistema censura la utilización de la mujer como mercancía. Hay tantas y buenas nociones de moral como dioses y demonios necesite el sistema.




Artículo para "El periódico de Huelva".

domingo, 23 de octubre de 2011

SUDOR ESPAÑOL




El pasado doce de octubre, ante esta barbarie meteorológica, este calor salvaje en el suroeste de la península, que parece consecuencia de la intratable demencia senil del Dios Helios en su obstinación por querer seguir mostrándonos su fuerza divina, decidí que lo mejor era rendirme ante la evidencia, rendirle pleitesía, y usar las mejores armas que tengo para combatir en esta batalla desigual que se me antoja eterna, es decir, con mis chanclas y mi ya ajado bañador de temporada.
Durante las idas y vueltas frente al televisor, organizando el inevitable día de playa, pude observar de reojo la celebración del día de la fiesta nacional. Realeza, iglesia católica, políticos y militares todos juntos en imágenes que en la repetición y con el paso de los años son iguales de persistentes que los rayos del viejo Helios. No sé por qué siempre me coge por sorpresa esta efemérides. Tal vez porque el sudor español me apelmaza los sentidos y, digo yo, incluso el de la orientación. Debe tener que ver esto, que la fatiga cala tan honda, que casi se me escapa desde del corazón un ¡Viva España! Vítores desde el salón de mi casa que podrían haber contagiado hasta el alma de mi gato, si no fuera porque todavía me quedan fuerzas para combatir este calor enloquecedor. Como los buenos músicos, durante lo que se supone que debe ser una interpretación con un pathos ajustado y equilibrado, eludí el pozo de la inconsciencia y los derroches físicos evitando las emociones y agarrándome a los sentimientos.
Y huyendo en medio de esta irrespirable densidad de píxeles y bites en mis retinas y mi memoria atiborradas de resacas de vetustos veranos y doces de octubre, me dirigí por enésima vez a la playa, tratando de poner distancia entre las fuertes emociones y mis deseos de elegir la opción “Borrar todo”. Una vez emplazado frente al océano, tras haber pactado con él las condiciones de una tregua para vaciar mi mente, caí en la cuenta de por qué mi corazón se echó atrás en el último instante antes de gritar un rotundo ¡Viva España! En el palco desde el que se podía disfrutar del espectáculo de la patria, no estaba mi amiga M, que llevaba veinticinco años ininterrumpidos trabajando como interina para la administración y sin más la han mandado al paro. Tampoco estaba un desconocido que hace tiempo busca todos los días en el interior del contenedor de basuras que hay frente a mi casa, ni mi vecino F, que lleva un montón de meses atareado, dando vueltas de un lugar a otro, supongo que intentando despistar también a las emociones, y al que le quedan apenas unos meses de ayuda familiar; a mucha gente ni eso le queda ya.
Oteando el horizonte, saboreando un exquisito pelotazo de gin-tonic (lujo que aún puedo permitirme) me dije, “Ni falta que les hace. Si hay algo que puedan inquietarles es lo que siga a este calor atroz y emocionante”.


Artículo publicado en “El Periódico de Huelva” el 23 de octubre.

viernes, 7 de octubre de 2011

NEGOCIOS











NEGOCIOS

Durante unos instantes, en la lectura de la novela “El corrector” de Ricardo Menéndez Salmón (Seix Barral. Barcelona 2009.), el tiempo se paralizó. Después de esta ruptura con la realidad, para poder proseguir por el camino de las palabras escritas, mi pensamiento intentó encontrar un hueco entre las páginas del libro y desde allí contener la catarata en que se transformó la novela tras el desnivel abrupto de una frase, y encauzarla de nuevo en lo que yo entiendo como clímax de la literatura: un río de tinta por el que se desciende y en el que durante su transcurso sólo existe un único paisaje, capaz de anular al lector, desposeerlo de su “Yo” y convertirlo en la “Nada” más absoluta. Las palabras “Salvo el amor, cualquier negocio de este mundo puede ser aplazado para mañana”, fueron las causantes de esta suspensión de la realidad de la que escribo. Este concepto como negocio generó este paisaje único al que también me he referido antes. Está claro que esta novela no se basa en una llana y sencilla historia de amor. Si fuera así, entonces no estaríamos hablando del amor como negocio. La novela narra en primera persona el transcurso de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Sucesos que a través de la televisión se van instalando en la realidad de un hombre que lo que ama lo ama de verdad, y lo que odia lo hace del mismo modo.
Según el libro de Baruk ( libro bíblico del antiguo testamento, perteneciente al grupo de los libros proféticos), el deseo amoroso y su satisfacción es la clave del mundo. Las desilusiones del amor y la venganza que le sigue es el secreto de todo el mal y del egoísmo que existe en la tierra. En este momento histórico que vivimos todo parece eventual. Todo es inherente a la negociación para su destrucción, subsistencia o invención. El amor también. Tal vez la luz del amor sea la base de la satisfacción que necesitamos para neutralizar al egoísmo, es decir, a la exclusión del prójimo.
Menéndez Salmón crea una frase fascinante por su síntesis. Concreta, como la campana que los jueces de carrera en el atletismo hacen sonar antes que los corredores se enfrenten a la última vuelta. Para mí acierta de pleno; en el punto del ritmo narrativo en el que aparece y por su tino en saber elegir el blanco perfecto. El enemigo a batir es el amor; ese animal invisible que aparece casi siempre cuando ya es demasiado tarde. Un sustento y negocio como el agua y la comida, irreemplazables y del que sin embargo, nos olvidamos proveernos, dándole prioridad al abastecimiento de otros géneros de categorías dispensables. Ni que decir tiene a los que me refiero. La ausencia de esa cosa llamada “Amor” es el mal que se fragua en el presente. Abatir al amor, hacerlo preso por enésima vez en un negocio rentable como es el de la fraternidad.
Podríamos comenzar por los intereses comunes. Más tarde, como el protagonista de la novela, corrigiendo la historia escrita por nuestros demonios. Tenemos ventaja. Sólo son unos pocos.


Artículo publicado en el Odiel Información.

martes, 27 de septiembre de 2011

MALAS COMPAÑÍAS






Leo a uno de los autores menos recomendables para el estado de ánimo que genera esta maldita crisis. Páginas aniquiladoras de cualesquiera de las posibles razones de optimismo a las que pueda agarrarme en el descenso de este río de rápida corriente. Esta función delirante de la economía, junto a las intervenciones histriónicas de los medios de comunicación están haciendo mella hasta en el aspecto ordinario de los políticos. Éstos se sacuden el alelamiento a dos bandas entre la confianza y la catástrofe (cuestión terrenal y humana donde las haya). Noqueados por la pestilencia de la bestia, ni aquellos con las mejores aptitudes interpretativas son capaces de disimular sus temores a caer en la ciénaga. Creo que ya ni se lo plantean.
Sería mejor para el gran público que las noticias económicas fuesen analizadas por expertos en la teoría del caos. Hasta hace poco siempre hemos buscado señales nítidas, aunque fueran de humo en esa novela ininteligible que los hombres se han conformado en llamar Destino. Pero para esta cotidianeidad caótica, para esta nulidad de predicción y este errabundo descenso hacia tierras desconocidas, necesitamos intérpretes que al menos nos anestesien y calmen el dolor por la perdida del paraíso.
Para E. M. Cioran, nihilista y escéptico, la vida es el delirio y la muerte hastío. Con un mínimo de calma podríamos observar los disparates y los despropósitos que cometemos para evitar a la bestia. El impulso que tomamos para vivir, aún dentro del actual marco social, provoca visiones delirantes para salir del atolladero. Quitamos dinero de allí y lo ponemos aquí y viceversa. Cambiamos la piel. Las células muertas caen de la vida regenerada, del delirio en el movimiento que desplaza inevitablemente a los más desfavorecidos. Eso es lo más agotador y sólo el caos puede explicarlo.
Tuvimos una gran tarde de domingo que duró una década, un hastío que nos condujo de compras por el gran bazar del edén. Nos pasamos una eternidad mirando escaparates atiborrados de lunes diamantinos. Pero mientras nos gastábamos el dinero a sacos y éramos felices, la bestia ya había blindado sus silos y nos esperaba agazapada al final de la interminable puesta de sol. De algún modo nos fabricaron para soportar la repetición y encontrar placer en el olor del rebaño.
Leer a Cioran tal vez sea una mala recomendación para el delirio. Quizás un acto delictivo para lobos con piel de cordero.

martes, 20 de septiembre de 2011

VADOS





En los momentos más insoportables, durante el horrible tedio donde el tiempo neto se introduce en nuestras cabezas como un parásito que se apropia de nuestras identidades hasta aniquilarlas en en sentimiento vacio de materia y sustancia, la política en un no-lugar del viaje, encuentra esos puntos de apoyo que le permiten extender sus redes para que ningún individuo ose vivir en la zona prohibida. Una ruina, porque si lográramos permanecer siquiera unas horas en la incosistencia venceríamos el vértigo a la Nada.
Me encantan las gasolineras. En esta, en la A-5, muy cerca de Almendralejo (Badajoz),cohabita el Dios CEPSA (ha encontrado su punto de apoyo). Hay gente en el mundo que vive en gasolineras. ¿Esperando o simplemente viviendo?

jueves, 8 de septiembre de 2011

Médanos








   No conozco ningún lugar comparable a los médanos de Mazagón. Tal vez porque mi vida no se ha caracterizado precisamente por la costumbre del viaje. La mudanza en mi existencia ha sido tan limitada que  las distancias entre continentes, y ni hablemos de la que media entre antípodas, continúan pareciéndome más apropiadas para los sueños y las vidas ajenas. No es una cuestión de atrevimiento. El viaje (me refiero a ese donde no importa el tiempo ni el dinero) y yo somos diametralmente opuestos. Mi hasta ahora afortunada estabilidad laboral, todo hay que decirlo, y mi hipoteca son dos animales domésticos a los que amo tanto, y que me dan tantas satisfacciones, que Alvar Núñez Cabeza de Vaca o Marco Polo, a pesar de la fascinación que siento por ellos, quedan neutralizados en la heroicidad de mi plebeya vida diaria, en simples personajes de viñetas, en fetiches magnificados por las industriosas ideas de la aventura y la utopía. Ya me gustaría ver a estos dos personajes afectados por esta insoportable adicción a la realidad. Enganchados a esta droga maldita llamada “condición burguesa”. Claro que quizá ellos tuvieron esa capacidad que yo no tengo  para no caer en las redes de la intoxicación. Como decía William S. Burroghs en su libro El almuerzo desnudo, “lo peor es el paso final para quedar fuera de la droga. Hay un intervalo terrorífico de pánico celular, la vida suspendida entre dos maneras de ser…”
   En las fronteras de esta condición burguesa, en los vértigos más espantosos,  siempre pierdo el último paso. En el instante terminal encuentro la droga y, como en una inundación, entran en mi carne sedienta la dulce sustancia del IRPF, Ibex, IPC, etc., incluso un irrefrenable y placentero deseo de acumular dinero. La duración de los efectos de la droga es directamente proporcional a los reconocimientos sociales y a las cimas de poder que uno alcance. Si la droga no es lo suficientemente buena inmediatamente aparecen las paranoias y ves HP (hijoputas) por todos lados. Pero si tiene calidad entonces es justamente al revés, crees que todo el mundo te ve como un HP. Evidentemente la droga nunca es buena.
   Llevo demasiado tiempo sin pillar un chute de calidad. No encuentro a ningún camello que merezca la pena. Siempre seré adicto a la droga, es mi condena, pero allí arriba, al borde de los cabezos de arenisca de los médanos, he descubierto por casualidad que si hay otro lugar comparable debe estar en los sueños de gente como Cabeza de Vaca o Marco Polo.

Pablo Noja. Artículo publicado en el Odiel Información el 5 de septiembre de 2011.

domingo, 4 de septiembre de 2011

VENDETTA

No puedo resistir la tentación. Es superior a mis fuerzas. Podría continuar el corto viaje por la A-494 hasta alcanzar mi punto de destino, Mazagón. Ese trazado, pese al uso del sentido común con el que mi conciencia intenta coaccionarme, lo abandono mucho antes y opto sin remedio, hipnotizado por un extraño deseo, por la pista forestal “Las peñuelas” para llegar al mismo lugar, no sin cierto sabor a venganza. Una vendetta contra los clanes del desarrollo sostenible e insostenible. Contra mi inexorable futuro.
Giro el volante de mi flamante, taimado y proletario español Peugeot 308 SW negro hacia la izquierda y dejo a mis espaldas mi pasado. Ciento diez caballos de potencia que para mi son un ejército que me lleva en volandas hacia los arrabales de la luz, y aire acondicionado, para un nigromante fuera del tiempo, lejos de los vivos, dentro de una burbuja. Me molestan el sonido del motor y el ruido de las gomas sobre el asfalto e intento abstraerme abandonando la física. Ya he superado las últimas naves industriales. Ya casi estoy.
Miro por el espejo retrovisor y veo mis ojos todavía tras las lentes. Ojos tristes que arrastran las imágenes lacerantes que he evitado dejando atrás la A-494, de la refinería de petróleo, Tioxide y de un océano de fresas de plástico o de plástico de fresas. Ojos que de un momento a otro comenzarán a adquirir los rasgos ancestrales más allá aún de algunos metálicos rostros subsaharianos con los que me encuentro. Hace muchos años que ya no hacen autostop. Miro el ordenador de a bordo. Es agosto y son las 20.00 horas. El sol persiste con su fuerza y muestra los troncos oblicuos de miles de pinos educados por el viento. Los más alejados de la pista exhiben a sus pies barrillas pinchosas, helechos comunes, palmitos, retamas de escobas y zarzamoras. Una espesa alfombra a la sombra de un inmenso y suspendido muro de agujas verdes que parecen defender al mundo de otro mundo.
La pista es demasiado estrecha y el sentido común ya no viaja conmigo. Es inevitable. Mi pie derecho aprieta el acelerador incitado por una voluntad ajena. El espejo retrovisor, tras unos fríos ojos de reptil, muestra una panorámica donde ya no hay pista. El coche choca con violencia contra los arenales y luego misteriosamente toma impulso. Rueda en el aire, determinante hacia lo desconocido. Atravieso fuego y agua. Después la oscuridad de un abismo sin fondo. Durante la caída retumba la voz de mi madre. Estoy de nuevo en su vientre.
Desafortunadamente ya sólo quedan unos pocos quilómetros de paisaje antes de llegar a mi destino.
PABLO NOJA.
Artículo publicado en el Odiel Información. 20 de Agosto de 2011.

sábado, 27 de agosto de 2011

Viejo verano.

Acaba otro viejo verano. Por favor, mándenme para el próximo otoño las mejores
fotografías de este infierno en Andalucía, en Huelva. Imágenes exclusivas de gotas de
sudor que caen desde cuerpos vaporosos. De toneladas de carne en combustión por
las energias del poder. Una vez mas no importa que cerremos las puertas para
combatir el frio invierno. En esas gotas podrán encontrar dentro de millones de
años ,como en el ámbar, nuestros miedos fosilizados.

miércoles, 24 de agosto de 2011

ENTREVISTA A FRANCISCO FRANCO.





Se cuenta que el suceso histórico sobre el que más se ha escrito por cantidad de textos y en número de direcciones ideológicas, éticas y morales es el de la guerra civil española. Varios generales del ejército de la II Republica montaron una rebelión para salvar a España del caos (decían ellos) en el que se había sumido el país tras la decisión democrática y soberana del pueblo de elegir a sus gobernantes. Acabaron con tal situación mediante una guerra devastadora que produjo un millón de muertos e instauraron un régimen político dictatorial con el general rebelde más listo y valiente como jefe de estado, un tal Francisco Franco Bahamonde. Dicha dictadura duró los mismos días que tuvo de vida astuta y gallarda. Hasta el 20 de noviembre de 1975.
Esto es lo que básicamente conoce al respecto casi todo el mundo. Es como decir que el sol sale por levante y se esconde por poniente. Vamos, que escribir esta reseña son ganas de anotarme la gran perogrullada del día. No es lo que parece. Anuncio solemne a través de este periódico que la humanidad está equivocada. El general no ha muerto. Me llamó no hace mucho a mi móvil. Sí, como lo leen. Tengo su número registrado. No sentí miedo alguno. Reconozco que me impactó el hecho de que un muerto me llamara. Pero su voz, amable como la de tu abuelo, me dejó como la seda.
Dijo que me concedería una entrevista como articulista de este periódico. Una primicia mundial de la que voy a aprovecharme para hacerme millonario. Él puso las condiciones y yo ninguna objeción, como ustedes podrán imaginar. El lugar de la cita no lo puedo aún desvelar y sobre su aspecto sólo diré que ni por asomo parecía tener 119 años, me atrevería a quitarle casi cien. Aquí dejo un extracto para los lectores del Odiel, para que vean que no soy egoísta.
Futuro millonario: ¿No estaba usted muerto? General: Todo ha sido una gran mentira. Enterraron a un doble. Debía retirarme para salvar a España. Ya sabe, renovarse o morir. FM: ¿Cuántas personas saben que usted existe? General: las justas. Todo ha sido milimétricamente calculado. FM: ¿A qué se ha dedicado en todo este tiempo de ostracismo? General: como le he dicho antes a renovarme, a prepararme para darle de nuevo fuerza y alma a España para que vuelva a ser grande y libre. FM: ¿Cómo piensa hacerlo? General: No será difícil; no hubo más remedio que legalizar a los partidos políticos, la democracia y todo eso, era parte del trabajo. Fue una alegría para los Rojos, y, sin embargo, ahora hay millones de españoles descontentos, desesperados. Ves lo que ha ocurrido con mi biografía en el Diccionario Biográfico Español. Allí se dice que mi régimen fue autoritario pero no totalitario, eso es sólo un detalle de lo que se avecina. Y tú, si difundes el resto de la entrevista, me darás gloria y te harás rico. FM: general, ¿No irá a levantarse en armas verdad? General: ¡Por Dios, eso no es eficaz, los tiempos han cambiado!


Pablo Noja Díaz.

Artículo publicado en el periódico Odiel Información el 2 de junio de 2011.

sábado, 20 de agosto de 2011

INICIO

El lenguaje, la escritura, es mi Judas. Inicio este blog como un periodo de pruebas. Saludos al vacio.