domingo, 31 de marzo de 2013

GENTE CON TALENTO






Por lo del talento, la suerte y todo eso.
Hay gente que gana muchísimo dinero por subir a un escenario, escribir libros que se venden como rosquillas, hacer de consultores de consultores o por diseñar un WC que recicla las heces y las transforma en energía para las bombillas de sus casas. Es el lado brillante, legal y honesto ante tanta corrupción y abusos en este tan extraño contexto sociohistórico que nos ha tocado vivir. Es el mundo que el tío Sam ha iluminado para ti, sólo y exclusivamente para ti.
  La gente con talento cogen a tiempo los trenes que pasan por sus vidas. Pero tío, tú ni siquiera tienes talento, no hay ningún tren que se acerque a un kilómetro de dónde hayas dejado caer ese montón de carne, no tienes cojones de hacer algo de verdad por ti. Por ejemplo, la gente que gana millones de euros en un pleito guardan ese dinero en un gran banco, le dará intereses y además contribuirá a que nuestro contexto sociohistórico no se agriete y que ese dinero fluya por las tuberías sin la más mínima perdida.
  Reza capullo, es lo único que puedes hacer sin talento. Sigue creyendo que esa actitud crítica es el talento verdadero. Reza, repta, reza de nuevo para que tu prole tenga talento. Y recuerda, la suerte sin talento y sin sacrificio no es nada. Reza inútil, reza.

domingo, 24 de marzo de 2013

FRAGMENTO DE LA PESADILLA QUE UNA ALUMNA DE UN TALLER DE ESCRITURA CREATIVA TUVO LA SEMANA PASADA HACIENTO EQUILIBRIO EN LA CÚSPIDE DEL RASCACIELOS MÁS ALTO DE DUBAI.





-         Es inevitable no mostrar en muchos momentos del día el orín de tus amistades. Sólo una pequeña porción de lo que tú eres se conserva en la caverna como un queso azul. El resto se va cubriendo  de herrumbre hasta contagiar completamente de óxido a la estructura del arca que albergará a todos en un maravilloso viaje.
García (el apellido más común en España según el Trivial Pursuit) se encontraba encaramado en la rama más alta del castaño y vociferaba, hablaba con una demanda en su timbre de voz que parecía  maldecír a su madre por no haberle traído el megáfono que le regaló para su dieciocho cumpleaños.
-         Huele, huele las flores de este castaño. He comprobado lo que contaba el marqués de Sade en uno de sus cuentos. Huele a lo que fabrico en el interior de mis escrotos. A veces pienso que en lugar de semen debería segregar gasolina para que tú y yo podamos huir en mi sidecar hasta el definitivo infierno.
Isabel Virgen miraba a su novio (nunca quiso tener un novio hasta que se enamoró perdidamente de García en una sesión de Trivial) contra el sol  y éste le quemaba los ojos. “Maldito hijo de puta. Nunca vas a soltar el soplete”, masculló recordando a su padre de oficio soldador que se pasaba todo el día reparando los desperfectos en las puertas de hierro de la casa de ambos.
Una hora antes García le había revelado a Isabel Virgen que la ACPN –asociación contra la proliferación de nomenclaturas- había dejado en su bandeja un mensaje en el que le avisaban que los recogerían en un autobús específico para pasajeros que estén dispuestos a colonizar el aire que aún queda sin contaminar de señales wi-fi, o frecuencias de radio y televisión. Su cometido consistiría en, una vez localizado como mínimo un metro cúbico de aire puro gritar hasta la extenuación si es preciso con alaridos metálicos. Para ello debería al menos haber lamido durante una hora un best-seller de los años sesenta leído por un hippy encanutado por marihuana de cosecha y elaboración propia.
-         Viena ya el autobús?
-         Creo que todavía es temprano (en latín)
-         Maldita ACPN! Siempre haciendo promesas que nunca pueden cumplir. Tendré que darle la razón al indeseable de mi padre cuando dice que me falta lo más importante. Un minuto de paciencia.
García vio cómo se acercaba por el oeste M. Foucault disfrazado de lobo, porque ya no era posestructuralista ni posmoderno, y con su libro en inglés “Las palabras y las cosas” en su mano izquierda. No le dio tiempo a tomar las debidas precauciones antes de que Isabel Virgen se asustase primero y después se enamorase del lobo.


    

viernes, 8 de marzo de 2013

LA NULIDAD DE LAS EMOCIONES






    El ánimo, esa trampa que la vida a diario nos obliga a asumir como una indumentaria que unos seres anónimos a los que ni puedes imaginar eligen para tu aspecto (para quienes lean esto y quieran tomárselo al pie de la letra, me refiero al “ánimo” entendido por la RAE en su tercera acepción por intención y voluntad). Trampa, porque al contrario de lo que dice el dicho, las palabras no se las lleva el viento. Quedan en la memoria de los demás y en forma de anticuerpos en nuestras bocas, como restos de una candidiasis oral de la que difícilmente nos recuperaremos. Indumentaria, porque dicho ánimo cambia  del mismo modo que la vestimenta, según sea para nuestro adorno o abrigo. Lo peor es que más de una vez nos han puesto un abrigo cuando más calor hacía o nos han vestido con elegancia para un evento infraordinario. Y seres anónimos porque en nuestro interior se decide aleatoriamente (no hay decisión parlamentaria) entre todos los representantes que lo habitan quien de ellos prenderá la mirada y las palabras.
   Claro que el ánimo podemos estimularlo si así lo queremos. Existen múltiples métodos para adulterarlo, quiero decir, para subirlo a la nubes. Técnicas de autocontrol y también, por qué no, de descontrol, se usan para un fin determinado. Para competir en la dimensión social o para adentrarnos aún más en nuestras oscuridades. Pero no me refiero aquí a estos tipos de planificación y optimización del ánimo. Me refiero a eso que llaman inteligencia emocional,  y que no es otra cosa que el minuto a minuto compartido e interactivado entre hombres y mujeres, eso que cargamos sobre nuestras espaldas como porteadores en el frío polar (inteligencia interpersonal) y la canícula (inteligencia intrapersonal). También puede ser al revés según se mire.
   En este inmenso mapa de neuronas sofocadas y desinhibidas, en tal circuito inaugurado por el golpe mortal de Caín a Abel, puede observarse el caos producido por el incesante movimiento de las fronteras. Mapa descrito= constante cambio de fronteras políticas y culturales (no físicas) en Europa a lo largo de su historia que nos ha traído hasta este lugar demencial.
   La imposibilidad o trastorno para una adecuada ejecución de relaciones positivas entre el mundo interpersonal e intrapersonal es a causa de la indescifrable composición de un viejo virus conocido por todos. El miedo. Sencillo y aterrador.