Zorro DJD (dj del desierto), a pesar de los
antecedentes delictivos de sus progenitores y de la familia de estos, está
limpio. No es autor de ningún marrón perdido en los discos duros de la policía,
al menos desde que el Ministerio del Interior unificara e informatizara
completamente las áreas de contravenciones, quebrantamientos y simonías laicas
con derechos al uso fraudulento de servicios públicos o privados (inclusive las
prestaciones sociales), locales y generales, tanto en legislación fiscal como
en el código civil. Podríamos decir sin ningún género de dudas que es en cuanto
a la Escala cromática e incluso de cuartos de tono que separa el Bien del Mal un
sujeto bien afinado y adaptado al sistema o viceversa. Zorro admira
profundamente a su padre. A estas alturas de la historia de aquél la
comunicación entre ambos se reduce al efecto aproximado del eco de un bufido o
queja de un animal enjaulado lejos de los ojos de la sociedad. Sin embargo,
siente un amor extraño hacia su progenitor. Se abstrae ante las circunstancias
que suponen tener un padre que lo soslaya y a veces hasta lo desprecia. Juan
Cerveza, padre de Z dj, sí que ostenta,
públicamente y en la intimidad, marrones de toda índole. Su baraja de delitos
es tan compleja y oscura que la policía, cuando se queda sin ideas y recursos
para resolver algún caso, termina en actitud esquizoide requiriendo su
presencia en esquinas penumbrosas, suplicándole mediante una súbita y violenta
opresión sobre su pescuezo para que suelte un chivatazo fácil de atrapar y
grabar antes de que se escape en el aire de las calles luminosas. Odiamos la
noche. Nos parece que el día es todo lo contrario al arquetipo literario, sobre
todo poético, que conlleva la evocación de la noche. Es tan culta (a veces
estúpidamente culterana) y simbolista….Nos gusta los puntos suspensivos.
Juan Cerveza no tiene ni puta idea de por
qué cuando su hijo pide una Coca Cola va ávido y se la toma con una actitud
singular de nerviosismo e indiferencia cuando en realidad ha preguntado por la
hora. Lo único que tiene claro el padre con respecto al hijo es que éste cuando
prácticamente todavía era un bebé estuvo hospitalizado durante tres meses,
tiempo en el que lo dio por muerto y en el que no fue a visitarlo ni una sola
vez mientras que estuvo totalmente absorbido por un famoso asunto de
prostitutas lituanas y cocaína adulterada con el que al final acabaron en la
cárcel dos o tres famosos empresarios de la FOEGRAS.
El hijo ha oído dos veces a su padre decir
que algún día pondrá colofón a sus andanzas “matando a un par de tíos
porculeros”. El padre no tiene idea ni por asomo de que el hijo padece afasia,
y mucho menos la gravedad que significa el cuadro clínico que presenta Z dj.
Nadie en Urbis Android, ni siquiera las docenas de médicos de cabecera que han
desfilado en los últimos años por la ciudad saben que el futuro esqueleto o
proyecto cerebral de dj padece una Afasia de Wernicke Sensorial, con lesiones
de las áreas temporo-parietales. Se caracteriza por una deficiencia en la
comprensión y un habla fluida incoherente, si bien Z dj evita la logorrea de
neologismos y parafasias, ya sea por la función intuición de introversión
jungiana, o por el resto de funciones que separadas o sumadas pueden hacer del
individuo un ente acorazado que se protege de la minusvalía mediante una
extraña estrategia empírica que usa las sensaciones, el pensamiento y el
sentimiento. Cuando vemos a Z dj desbocado de bar en bar bebiendo coca colas, a
veces todo el día hasta alcanzar un total de veinticinco o treinta botellas de
33 cl, podemos estar completamente seguros de que está sufriendo un ataque del
tiempo. Haríamos bien en elaborar una ilustración para este documento a la
manera del Goya de las Pinturas Negras, con la intención de obtener un efecto
hipster o pop underground con el que llamar la atención y captar lectores
sectarios o radicalizados en la poesía extrema. Aunque estamos convencidos, los
usos y costumbres en la red así lo demuestran, que esto último es prácticamente
imposible ya que este tipo de receptores sienten vértigo al apartarse del redil
y jamás pierden de vista a sus pastores. En dicha ilustración veríamos a Cronos
desnudo, barbudo y ojeroso, petrificado como una inmensa montaña y a Z dj
abriendo un túnel en su boca con pico y pala. Z dj sufre una severa adicción a
la coca cola y la acusa hasta alcanzar niveles casi insoportables de morbosidad
sexual y misantrópica cuando intenta abrirse paso a través de los días. Esta marca
recientemente desbancada en la Pax Capitalista por otra no menos prócera por su
mensaje vitalista, por la Apple crematística que atomiza el dinero con una
falsa filosofía sistemática de la caridad y la piedad como ya en su tiempo lo relativizó
Santo Tomás de Aquino, consumida en cantidades desproporcionadas, produce un
mono de irritabilidad, lentitud y pereza. Z dj pregunta por la hora y toma una
coca cola durante el silencio horadado de Cronos, durante el efecto de ese
oxímoron conceptual que golpea con violencia las puertas de su mente con el
mutismo de la muerte.
La meningitis le llevó a la afasia. Claro
que la aparición del tiempo como su principal enemigo tuvo lugar cuando comenzó
a intuir sus problemas con la comunicación y el lenguaje. Z dj se halla ocupado
con imposibles figuras del Origami, materializando la celulosa industrial
absorbente con una papiroflexia con la
que hace dobleces sobre lo efímero y lo eterno y, de repente, se le eriza el
vello y los jugos gástricos ascienden por su esófago como un géiser de extraña
factura que irrumpiera por primera vez en su paisaje. Sabe que debe tomar
cuanto antes la primera coca cola del día. Antes de la práctica del Origami
podía encontrarse palpando con las puntas de sus dedos las superficies de
paredes y discos de vinilo. Juan Cerveza nada sabe acerca de estas costumbres o
aficiones del hijo.