domingo, 19 de mayo de 2013

HISTORIAS DEL DESIERTO











   Zorro DJD (dj del desierto)  continuaba elucubrando, en el paño de celulosa absorbente que hacía ya el número 527 del rollo industrial por estrenar con el que había tropezado casualmente en un servicio para minusválidos del hospital especialmente rediseñado para la rehabilitación de personas con miembros amputados, y que las autoridades competentes estuvieron a punto de demoler ante la inoperatividad del edificio a causa su contraindicación para la accesibilidad y el envejecimiento de su estructura basada en cientos de muros de carga. Zorro divagaba, ejercicio que cumplía fielmente desde que abandonó definitivamente allá, alrededor de las fronteras imaginarias del mapa de su primera infancia, muy cerca de su sexto cumpleaños, zascandileaba, evitando como siempre, los convencionalismos capitales de lo que se ha dado llamar Sociedad Desarrollada. Para él un pliegue diagonal en el paño de celulosa 527 que en el arte de la papiroflexia origami podría ser el primer paso para transformar la materia en cosas, utensilios u objetos inimaginables, tiene mayor interés y posibilidades de éxito que cualquier intento de modificación, por muy de justicia que sea, en el tejido social. La celulosa absorbente es, tras una industrialización inopinada de las realidades de la vida doméstica, una de las mayores manifestaciones de la democratización en la historia del arte de todas las culturas.
    En Japón, el origami, durante el periodo Heian del 794 al 1185 formó parte importante en las ceremonias de la nobleza, pues doblar papel era un lujo que solo personas de posición económica acomodada podían darse. Entre 1338 y 1573 del periodo Muromachi, el papel se volvió lo suficientemente barato para todos, y el estilo de origami servía para distinguir un estrato social de otro, por ejemplo entre un samurái aristócrata y un campesino. Actualmente podríamos pensar en una papiroflexia en celulosa absorbente como manifestación oportuna para democratizar la destrucción total del aura de la obra de arte de la que nos hablaba W. Benjamin. Un arte legitimado por los sindicatos de los trabajadores y ONGs no gubernamentales con vocación pedagógica para la universalización y reconocimiento de la capacidad creativa de todos los humildes demiurgos que andan a trompicones por el mundo. Tres horas continuas de papiroflexia de formas imposibles en celulosa absorbente equivaldría a una secuencia de treinta segundos de duración de mates y devoluciones de los mismos en el último punto de ventaja para el receptor de estas  arremetidas violentas en la final del campeonato local de tenis de mesa para veteranos.
   Pero Zorro DJD no tenía ningún interés por el origami. En su visita al hospital para amputados tropezó con aquel gran rollo de celulosa y pensó que con aquello podría fabricar una descomunal cola para su cometa. Decenas de metros serpenteando en el aire como un ofidio volador con el que homenajearía a su amigo Cándido, dj también, en rehabilitación con los dos antebrazos y manos protésicas tras el espantoso accidente que sufrió cuando se le vino encima la enorme pantalla acústica de 25.000 vatios en altavoces concatenados, montados para intentar cumplir con el sueño de Zorro: pinchar en el desierto del Sáhara (o similar) en un concierto sin espectadores –un solo espectador provocaría la suspensión del concierto- con una potencia de 100.000 vatios. Zorro se considera ante todo un dj inepto para estadios y parques, y mucho más para locales cerrados. Él odia profundamente la filiación y a veces hasta la conversación; “El hombre se aniquila a sí mismo en la gestión de la compañía”, le ha confesado alguna vez a Cándido. 
   Zorro djd reconsideró la idea de la gran cola de cometa y concluyó tras una aceleración repentina de su afasia que durante el periodo de rehabilitación de Cándido estaría condenado a la creación de miles de objetos y formas origami imposibles. Así se lo dictaba el alma y con el lenguaje de ésta descubrió que su falta de comprensión de las palabras era absoluta. Su sueño de pinchar en el desierto y su afición a las cometas eran actitudes más que suficientes para que un tribunal de talentos le diagnosticara una alta capacidad como monitor de actividades lúdicas al aire libre. Los tribunales de la Sociedad Desarrollada siempre encuentran un terreno por abonar para cada individuo o un individuo para fertilizar tal campo para que sea rentable cualquier conducta díscola aparentemente irreductible. Sin ir más lejos, una esquizofrenia profunda es un buen pedregal para invertir en I­­­­­+D. Con el tratamiento adecuado podrían polarizar un trastorno mental de esas características y reciclar desechos humanos olvidados en muchas unidades de salud mental con la encomiable intención de devolverles a estos elegidos/as que tomaron  en su día el rumbo hacia el no-lugar en la tierra, un sitio que imaginado por las mentes sanas de la medicina parece una dimensión en mengua progresiva, con una espacio cada vez más reducido, ya que cada enfermo mental tiene más que ver con un Ítem del cuestionario del análisis psicológico que con la salvación del mundo de la locura general. Esta sensación para un profano sobrio es como el descenso sin frenos por la pendiente más pronunciada que pueda imaginar. Existen por tanto tantos trastornos mentales como personas con vida. Así se matarían dos pájaros de un tiro. Con el I+D se fortalecería la economía a través de la industria farmacológica y de los medios de comunicación, y abriríamos una puerta a la esperanza para la supervivencia de la humanidad mandando a un nutrido grupo de esquizofrénicos polarizados al planeta Marte. Las actas de reuniones del tribunal correspondiente darían bastante para un posterior estudio de las indicaciones y contraindicaciones de abono para terrenos baldíos.
    Cuando Zorro djd intentó hacer su primer pliegue en el paño 527 observó estupefacto que la celulosa blanca rezumaba líquido rojo. Él no lo sabe pero acaba de crear la papiroflexia linfática. Los intersticios de los tejidos bajo la piel de las yemas de sus dedos índices han concentrado demasiada sangre y los vasos linfáticos son incapaces de reconducir tanta cantidad de plasma hacia los conductos de sangre venosa. Su ejercicio origami ha sido hasta tal punto tan incogitado para su afasia que toda su actividad mental se ha transformado en pensamiento táctil. La negación de las palabras ha dado paso a un reseteo en el sistema de elucubraciones. En breve a los tribunales de talentos les resultará imposible llevar a cabo sus deliberaciones sin el nuevo catálogo de conductas ajenas al pensamiento.