martes, 21 de enero de 2014

CURIOSIDAD









 Me alegro de encontrarme con usted, amable lector. Acabo de iniciar de nuevo ante sus ojos un tendencioso y obediente propósito, quizá  una vez más con la misma inocencia que otras anteriores (en el fondo es lo que deseo), una osada manera de tocar esa frontera invisible e inestable que nada tiene que ver con los cotos políticos y de lo privado, ni siquiera con el de los ideales o los principios de cada cual. Me refiero a ese espacio y tiempo fluctuantes como el que encierra el paisaje de las playas, el que se establece y transcurre durante la comunicación entre los individuos.  
  Me invitaron a dirigirme a usted y me estreno hoy en esta tribuna sin intencionalidad  alguna. Si no lo consigo habré fallado, me habré equivocado en los procedimientos, no así con los objetivos de mi corazón, pero si me entero que he errado prometo que trataré de mejorar los métodos.
   El simple hecho de que usted continúe leyendo por curiosidad estas líneas, y quien sabe si dentro de pocas horas e incluso minutos, con la misma finalidad, lea otras en el soporte que sea, ya sea la alineación de un equipo de fútbol,  ya sea sobre el sorprendente “caso” por el que ahora la policía ve enemigos por todas partes, o una poesía de un poeta ahora más famoso por su reciente fallecimiento que por su obra, le convierten de inmediato en una persona extraordinaria y encantadora a la que quiero hacerle una pregunta. No voy a convencerle de nada. No quiero, pero aprovecharé mi debut en este lugar y gracias a este fortuito encuentro le hablaré unos instantes de mi desasosiego, que espero por lo que más quiero que no se escape de este texto y contamine el aire que usted y yo compartimos.
  Mi curiosidad atiende por un lado a lo que no me concierne y por otro a mi aseo y limpieza. Contraposiciones que en mi interior según el uso desembocan en una buena o mala conciencia. La curiosidad se escapa a los sentidos y tiene los mismos efectos de dependencia que las drogas, por esto me es siempre extraña y necesaria. Creo que a usted también le parece rara en estos momentos. Hace mucho tiempo que no puedo parar de curiosear. Una adicción que a veces me ha llevado a descubrir otras, propias y de los demás. ¿Por qué maldita razón tanta curiosidad hace que cada día me sienta más desconcertado y engañado?   

  

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