viernes, 12 de diciembre de 2014

MEADAS EN EL OCÉANO





Con esto del cataclismo político que anuncian los medios por la irrupción del partido Podemos,  hecho parecido a un guiso expuesto demasiado tiempo al fuego,  en no sé cuál rincón del laberinto exterior de mi mente, de internet en el frío raciocinio de las manadas asesinas de lobos hambrientos, leí declaraciones de un ultraderechista responsable de un programa tv llamado “La contratuerca” (con c y no con k, en respuesta al incomprensible trasfondo subversivo que se come en la indigesta a la teatralidad conservadora y ésta a la ahora ya alternativa institucionalizada de la cultura de la marginalidad), cosa nacida en respuesta al espíritu triunfalista que está movilizando a millones de almas en la retaguardia del sueño “Quiero ser millonario” a través, entre otros análogos,  del original, con k, de tv Público.
   El radical, que se alimenta como un carroñero de la sangre del cadáver a baja temperatura,  se ensaña ociosamente contra el espejismo de la renovada  lucidez socialdemócrata en el canal de televisión y a través de su blog personal. Sobre este último hace un interesante comentario: “Escribir en un blog es como mear en el océano. Es irrelevante para sus aguas pero allí queda”.  La pestilencia del marxismo y el leninismo continúa emanando del cuerpo muerto sobre el que vivimos como moscas inapetentes y nuestros excrementos se mezclan y confunden en un algor mortis que se antoja eterno.
  No creo que dicho blog sea más dañino ni beneficioso que el mío. Claro que otra cosa es preguntar si el blog es de uno o uno es del blog.  Soy pobre pero no puedo parar de escribir. Me interesa lo que escriben hasta aquellos que matarían por publicar, por no hablar de quienes buscan desesperadamente los premios. Voy a rectificar. Yo no escribo. Escribe alguien que está dentro de mí porque en la adolescencia de ése alguien veía hormigas  en las letras sobre el papel y quedaba trastornado, castrado como ser exclusivo tras la apuesta sobre el mundo de “otros”. Sé que hay centinelas sistémicos por todas partes que pretenden denostarnos por nuestra cobardía, dicen, de mear en el océano. Repito,  me ha gustado mucho lo de la meada en el océano, que la sustancia sea absorbida por el principal elemento de nuestra existencia.
  Para Sócrates lo esencial es que lo honrado, bueno y  virtuoso lo sean. Entre otras cuestiones la filosofía ática hace su aparición para dar una visión no sesgada del mundo. Me apuesto un ojo a que existen seres esenciales que terminan escribiendo para los medios capitaneados por los grandes inversores. Esos que conducen las corrientes del pensamiento por heterogéneas y contrarias que sean y las fuerzan para desembocar en los océanos del capital. Ríos de meadas digitales inocuas que embellecen el concepto de la inmensidad como prosopopeya para dignificar el paso de la humanidad por nuestro planeta. Por supuesto, a Sócrates también se le acusa de sofista. Pero una vez superado el miedo a los dioses quién no es demagogo y plebeyo consigo mismo hasta la muerte.
  Cuestiono los blogs. El del radical y el mío mean en el océano. Quizá la diferencia entre las dos micciones tengan justificaciones dispares en el “medio” por la naturaleza de sus mensajes. Mi meada es inconclusa e insatisfactoria. Algún problema de próstata ante mi impotencia en la luz y la oscuridad del mundo. La del radical es plena por su intención de separar los dos estadios. Ambas inocuas para la memoria del agua.  
 
  

  

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